25 feb 2010

El poder del Perdón

¡Saludos mis queridos amigos y bienvenidos otra vez al Planeta Luz!

En ésta ocasión les propongo que hablemos del perdón, el perdón mis amigos, como antes otros lo han dicho, es Divino, pero ¡vaya cómo cuesta! ¿o no?.

Todos nos hemos visto frente a situaciones donde hemos sido afectados por el acto de otros, cualquiera que éste sea, y a todos nos ha tocado recibir las disculpas y solicitud de perdón por parte de quien nos ha ocasionado el daño. Pero seguramente también nos hemos encontrado al otro lado de la vereda, donde somos nosotros quienes hemos hecho algún daño y solicitamos el perdón.



Qué noble es el acto de pedir perdón y reconocer nuestros errores, hacernos humildes frente a otro y solicitar su compasión. Pues quien pide perdón de corazón no se justifica, quien realmente pide perdón no pide compresión, sino compasión, asumiendo que sus acciones han causado un efecto no deseado, y tal vez, dañado a un ser querido.

El pedir, y otorgar perdón, nos libera, nos quita un peso de encima, nos alivia, nos enseña una lección, nos aleja lentamente del dolor, nos conecta con la compasión, la empatía y también con nuestra humildad, pues para pedir perdón y perdonar debemos ser conscientes de que todos necesitamos el perdón y también de que todos somos merecedores de una segunda oportunidad.

Perdonar, como acto de liberación, es “dejar ir”, “soltar”, aquella ofensa o daño, entregarla al olvido y hacerla parte del pasado, tal vez es por esto que nos cuesta perdonar, porque nos cuesta olvidar, nos cuesta “soltar”, pero, ¿queremos realmente en nuestro equipaje emocional y de vida tal rencor?, ¿queremos en verdad llevarlo a cuestas y hacerlo parte de nuestra vida diaria?

Pensando en el perdón, quise conocer más y aprendí lo siguiente; Perdón se compone de dos palabras en latín:

Per” (por, pasar, resalta intensidad) y “don“ proveniente de “donāre” (donar, dar, don, regalo)

En su mismísima etimología el perdón se declara como el un ‘don‘, como una entrega, un regalo voluntariamente otorgado. Por don o gracia damos el perdón a otros, el cual a su vez nos libera a nosotros. ¡Cuán noble es el perdón y cuán amplia es su acción! Si pudiera definirlo como algo físico, pensaría en un bálsamo suave y refrescante que calma y suaviza tanto a quien lo pide cómo a quien lo otorga.

De corazón deseo que podamos siempre ser capaces de pedir perdón y al mismo tiempo podamos dar el perdón a quien nos lo solicita, haciendo nuestro equipaje más liviano, liberando lo que pesa, y manteniendo con nosotros sólo aquello que nos ilumina y nos eleva.

¡Un fuerte abrazo!