5 feb 2011

El bien y el mal

Recientemente una muy buena amiga me contó lo que ella anunciaba como algo 'horrible' que había hecho. Antes de empezar a contarme lo sucedido; ya me advertía que no volvería a hacer algo así otra vez, era evidente lo preocupada y confundida que se sentía.



Mientras me contaba lo sucedido, hubo momentos en los que admitía que en general la experiencia vivida había sido agradable, sin embargo luego seguía afirmando que ella ‘sabía’ que estaba “MAL”.

Pero, ¿según QUIEN eso estaba MAL?. Esto me hizo recordar todas las preconcepciones, prejuicios y creencias que cargamos, siendo que en la mayoría de los casos no son ni siquiera nuestras. Hemos heredado gran parte de este equipaje junto con lo que se nos ha enseñado y entregado. Son pocas las personas que tienen convicción propia respecto a sus creencias y viven de acuerdo a ellas porque así lo han decidido.


¿Y qué pasa con el resto? Pareciera que el resto simplemente acepta esta herencia e intenta vivir acorde a ello tanto como les es posible, para así sentirse bien, sentir que hacen lo ‘Correcto’. Sin embargo yo me pregunto; ¿no es acaso esto el patrón, el tipo de actitud conformista que alimenta la impresionante y siempre creciente cifra de infelicidad y depresión en la actualidad?


La experiencia que mi amiga se atrevió a compartir conmigo, fue por mucho una de las mejores cosas que le han pasado, ¿por qué?, porque por primera vez en su vida ella se atrevió a dejar absolutamente todos los prejuicios y creencias por herencia que cargaba consigo y se entregó por completo a su intuición, a su guía interna, confió en sí mima y dio un paso gigantesco hacia su evolución. Por primera vez, su voz interna hablaba más alto que la del resto de las personas.


Desafortunadamente, mi querida amiga rápidamente se puso de vuelta en la espalda la pesada mochila, llena de todas aquellas cosas que acababa de dejar atrás. Así, volvió a sentir el peso y su reciente experiencia comenzó a ser observada a través de sus prejuicios, mientras sus miedos retomaban el control. Se sentía mal y profundamente confundida.


Pronto se dará cuenta que esta experiencia es algo que ha de recordar como el gran paso en su camino hacia confiar en sí misma y en oír su propia voz. El camino a ser ella misma, a pesar de lo que piense el resto del mundo.
  • ¿Cuánto pesa tu mochila hoy?
  • ¿Cuánto de su contenido es en realidad tuyo?
  • ¿De quien es la voz que suena con más fuerza en tu vida?
  • ¿De quien es la voz que escuchas?
Esta, siendo TU VIDA, la UNICA vida que posees; ¿no piensas que debería ser tu voz la que te guíe?

En lo que a mi concierne; ¡voy a dejar que mi voz se exprese fuerte y clara, a fin de que nunca pueda dejar de oírla!